RENACER
Volver cada mañana
en el canto de las ánimas
en el latido de la savia
en la resurrección de los dioses
en la heredad de los nuestros.
Revertir el silencio
para amasar el pan de la esperanza
la piedra y el aire verdecido
los campos de trigales
con sus dedos extendidos
hacia el sol de los inviernos.
Después
esparcir a los vientos
el fruto de la tierra
la caligrafía del agua
que abre surcos en los montes
para bendecirla cargada de granos.
Otra vez mi geografía
la de todos
sin pies desnudos
ni barriga hinchada.
Otra vez los ojos colgados de estrellas
que miran con los brazos
abiertos al mundo nuevo
tantas veces dibujado.
Por qué no mañana
por qué no volver
después del silencio de la muerte
del olvido.
Hoy estoy tejiendo la trama
de un amanecer amarillo
para que el agua renovada de las lluvias
alimente la sed de esta madre empobrecida
despierte las ramas la memoria
la utopía de las calles
eternamente vestidas
y el bolsillo de sueños
se vuelva palomas de luz
sobre el hombre redimido
Del libro Geografía mínima Buenos Aires, AAEA, 2010
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