Mil pedazos y una nube
Me despierto
con el alma rota,
no de ayer,
pero sí
de hace mil vidas.
Cargo mis pedazos
como quien arrastra maletas sin destino,
con la espalda vencida
y el corazón empañado
como vidrio que nadie limpia.
No exhalo humo,
exhalo silencios.
No me trago nicotina,
me trago los gritos
que no dije cuando debía.
Una nube me crece en la boca,
una tristeza que no sé masticar,
una niebla que me ayuda
a no sentir tan claro el frío.
He despertado
tantas veces en la nada,
que ya sé caminar dormida
con la mirada llorando.
Pero sigo.
Aunque parezca hecha de grietas,
aunque cada paso pese
como promesa rota,
yo sigo.
Con los ojos nublados,
la boca tiritando,
y el alma,
aunque partida,
todavía mía.
1 comentario:
Hermoso
Publicar un comentario