Cabecita loca
Un día, subiendo por la escalera al departamento, vi en un rincón oscuro algo negro, acurrucado, que parecía respirar, pensé que era una enorme araña negra. Juan José (el señor amigo de todos), que cuida la entrada y salida a los departamentos, vino a socorrerme y solucionó todo diciendo: no tema, es un murciélago.
Yo, un poco en broma, pero con mucho temor le comenté: pudo haber entrado a mi departamento y usted no se enteraba, reímos ambos, pero mi cabecita loca escapó para el lado de los vampiros y quise saber, buscando, buscando algo de estos animalitos encontré: “único mamífero volador, las alas formadas por un repliegue de la piel”
Su piel me da la impresión de ser muy suave, pero a mí no me gustaría tocarla. ¿Y qué comerán, cuál será su alimento?
Mamífero americano que extrae con sus dientes, dispuestos de tal manera que pueden cortar la piel sin dolor y alimentarse de la sangre de otro mamífero.
Yo podía ser otro mamífero y ser su cena de esta noche, y suponiendo que a lo mejor andaban en pareja, su consorte podía estar en el departamento y dediqué buena parte de la noche a buscarla en la tapa de los rollos de las ventanas y debajo de las camas. El balcón no lo abrí, ¡ni loca!.
Resultado, no pude dormir y cuando lo hice soñé con murciélagos, vampiros y vampiros auténticos.
2 comentarios:
Hola Ester muy bueno tu relato, con investigación y con gracia!!!!
Te felicito Ester
besos Josefina
yo vivo en un apartamento en buenos aires y nunca me paso, pero creo que me asustaría mucho.
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