A tu mano
tendida
a
G. P.
Nada más
y nada menos
lo que te quedará de mí:
este poema
sempiterno
que te pedirá por siempre
disculpas
por mis ausencias
pero que también
te dará las gracias
por tu mano tendida.
El riesgo de lo escrito:
un minuto después
en el universo
todo se divide en dos partes
como una célula fertilizada,
reproducida:
lo que se dijo
lo que pudo ser y es
y lo que no,
lo que hubiese podido
decirse o hacerse de otra manera.
Entre esas dos verdades
de posibilidades infinitas
está la esencia de todo.
El oculto secreto
y lo revelado.
Los dioses del Olimpo
y el averno.
Sin embargo
allí seguirá tu mano
tendida en actitud de ofertorio
para siempre.
Como en la “Creación de Adán”
entre Dios y el hombre
en la Sixtina.
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