DIES IRAE
Cuando acaece el dolor
hay un vagabundeo entre la vida y la muerte.
Sufrir, tolerar, aguantar, soportar.
El cuerpo cae enfermo
el desconsuelo es un martirio que araña nuestra
piel.
Esperanza y desesperación.
Se ven luces y sombras caídas sobre los rostros
Sin embargo la aflicción no cede al daño que
carcome lo ilusorio.
El crujir tormentoso es un demonio fatal.
Acaso vale la pena
preguntarse por el sentido del viaje
frente al gigantesco derrumbe con enormes grietas
Lo único que tiene sentido es seguir el camino.
Vivir más
allá del aquelarre.
De su libro: “Diario de Rosalind Schieferstein”
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