PACTO NOCTURNO                         
Se dijo que esta vez no fallarìa, pero se repetían los sinsabores una y
otra vez como si fueran un  martillo
percutor insistente en su tarea, en amarga conclusiòn resultaba lo mismo, como
crack del equipo tenìa sus escuálidos 
positivos y sus cada vez  màs
frecuentes  negativos con la fanaticada,
quièn  llegó abuchearle
estruendòsamente  en los partidos; por no
hablar de la tensa relación con la prensa por sus excesos y divismo. Su
estrella se opacaba a un  paso  acelerado. Carecìa de la  energía 
previa; había perdido el vanagloriado olfato  goleador. No se sentía cómodo en la cancha.
Completaba el peor  arranque de
temporada. Le atormentaba la sequìa de goles para decidir  los encuentros. No era estúpido, se percataba
que pronto sonarìan las alarmas a pleno pulmòn, sin asomo de diplomacia. Nada
bueno le avizoraba el futuro, no sòlo en los partidos; sería   inminente su caída, por demàs estrepitosa,
en las ventas publicitarias.
-Si no te ubicas en la cima deportiva; tu  flujo de caja, por  comerciales, se ira a la mierda! -
reflexionò, mordiéndose los labios.
-Còmo pagarè las cuantiosas deudas…? – se mortificaba, mientras libaba,
uno tras otro, los vasos de whisky en las rocas.
Cerca de la medianoche, en la lobreguez de una noche sin luna, meditaba
sobre sus problemas inminentes, en la soledad del patio del chalet, cuando oyò
una voz que súbitamente despejò su  mente  atribulada.
-Basta, infeliz! - retumbaron las palabras que se tragaron  el silencio.
-Quièn eres? – preguntò el trasteado ìdolo, sin entender como logró
penetrar  el  extraño personaje dentro de su   inexpugnable fortaleza tecnològica.
-Eso no importa…! – contestò una sombra humanoide  entre los arbustos. 
-Soy la solución a tù desgracia…! - vociferò, en un ademàn, que balanceò
las  copas de las  acicaladas matas.  Una brisa fría colmò  el depurado espacio de ocio.  Transcurrìan los  minutos de una dimensión  delirante. 
La intriga invadiò al desilucionado futbolista, pues no tardò en indagar
al   huésped  venido 
sin pase.
-Què solución ofreces…?
-Devolverte el vigor de una juventud que pierdes a saltos de cronòmetro;
además, recuperaràs la racha goleadora que te ha hecho celebre. – Seràs, la
estrella, indiscutible, del equipo! - Con ello tù marketing subirà a  òrbitas  
estratosfèricas…! -Seràs una mercancía mundial  altamente demandada ! concluyò el visitante
noctàmbulo, sin inmutarse a mayores.
-Ademàs, no descuidemos tus alforjas… estarán buchonas! - acotò, con
una  premeditada intenciòn, el  mercader 
fortuito  de ilusiones caìdo en
las  noctívagas horas.
- Garantizaràs el éxito? - esgrimió como 
pregunta  casual  el desconcertado  mortal.
-Sin la menor duda! – contestò  el
espectro devenido en un acróbata de  
autoayuda.
 - Ya veo tus declaraciones en los
noticieros  estelares, los canales de
televisiòn  peleándose por los programas
de análisis luego de los encuentros… los 
comentaristas alabando tus proezas… los fanáticos morirán por asistir a
los  estadios… tus detractores no sabrán
dònde esconder las cabezas y tapar sus bocas! –Tù  imagen estarà 
por las nubes…!
Subiò  el ànimo, cabizbajo hasta
hace  unos instantes, del deportista  maltrecho por los recientes infortunios,   por no despreciar, o mejor dicho,
olvidar  su conocida  codicia.
-Còmo lograrè  lo què prometes…?
-Sellaremos un pacto! - Todo tiene su coste, nada resulta gratis ! -
concluyò la presencia.
-Què deberè  cumplir? -
-Entregarme la vida de un fanático rival por cada gol que anotes  en el partido 
de turno. –A màs  muertes…
màs  goles!.
-Nunca he cometido crìmenes …!
-Te apañaràs con el desafío… tù fama y compromisos reclaman un
sacrificio.
-No tengo experiencia…!
-Con tù inteligencia sobra… recursos no te faltaràn !.
-Puedo retractarme…?- esgrimió el pícaro pillado por un resquicio de
culpabilidad.
-No hay camino de vuelta…! – dijo la visión.
-Espero tù decisiòn! - sentenciò la 
imagen espectral ya  impaciente.
Se aceleraba  la velocidad de  las transmisiones neuronales del fascinado, a
mas señas prendado, cerebro del alicaído ìdolo. Sacaba sus cálculos presuroso.
Se sucedìan las letras en  palabras,
èstas en oraciones de elogios, felicitaciones a granel ; discurrìan los números
en cantidades, no importa,  fueran en
filas o columnas, pero se acumulaban los dígitos a la derecha, sin que
apareciera la incòmoda coma de los dècimales.  
Sus deudas cual lastre serìan barridas por las  ganancias 
incalculables.
-Necesitas tanto tiempo para decidirte - 
preguntò  el  personaje autoinvitado cual genio de la
lámpara.
-Dònde està el acta para firmar ? – concluyò   el mercachifle de goles por  almas 
inocentes.

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