PRIMAVERA
Villa Devoto padeció el granizo, acompañado de fuertes
vientos . Los Helguera se apoltronaron aún más de lo acostumbrado, en su
pequeña casa del Pasaje Mónaco. Los dos eran artesanos que hacían carteras de
cuero de carpincho . Venía todos los viernes Gabriel, se las retiraba
pagándoles en efectivo . Aquel último retiro a fines de mayo - sin tener mucha
confianza - les adujo al verlos muy solos , que debía crecer la
familia. Manuela y Federico Helguera al quedarse solos se miraron uno al
otro . Se abrazaron profundamente y Manuela lloró sobre el hombro de su ser
amado. Se fueron a dormir acompañados por un total silencio . En sus
almas había tanto dolor .Cinco veces llegaron a la cercanía de los
nueve meses, pero Manuela padecía una pérdida extrema, padeciendo por
consecuencia, la ausencia del futuro ser esperado .
Los médicos no lograban detectar qué sucedía en el
organismo de esta dulce mujer.
Fue él , quien tomó la decisión de detener los intentos.
Algunos especialistas les habían dicho que ya corría peligro de vida .No
les aconcejaban que insistieran .
Al amanecer, durante el desayuno, Manuela tomó de las
manos a Federico y mirándolo a los ojos le dijo : ¿ No crees que necesitamos
que esta casa se llene de alegría?, ¿que escuchemos mamá y papá ?,¿ que si
quiere continúe algún día nuestro humilde trabajo. Federico, aún
hay algo más fundamental que todo lo dicho ¿ no sentís que tenemos los
corazones cargados de amor ?
Él calladamente la observó . Le retiró las manos y le
tomó sus mejillas : ¿ sabes porqué me enamoré de vos?
Porque sos un ser sabio.
¡ Vayamos a buscarlo!
4 comentarios:
Un relato tierno, cargado de sentires propios de este tiempo, donde la alegría, la esperanza y la pasíón despierta los amaneceres.
Lindísimo, un abrazo, Laura.
me emociono....sacando las profesiones,..conoci una historia muy parecida al relato tuyo....jorge paracca
muy hermoso
Jimena
Abel: El apellido Helguera ya es un clásico en tu obra. Nunca te pregunté el porqué pero me gustaría saberlo. El relato es precioso y muy tierno, además tiene moraleja. Un abrazo y felicitaciones. Marcos.
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