Luminosamente Gris
Tarde gris, en la oscuridad de la
ciudad. Nadie camina, sólo el sonido de las bocinas al andar. Mis pasos ya no
se sienten en esta vereda, de la calle 433. Creí ser eterna, pero mi imagen se
desvanece lentamente, mientras intento marcar las últimas huellas de mis tacos
color café.
-Ahí va la diosa de las luces, el
resplandor de los reflectores quemados. El brillo, el lustre de cada escenario.
¿Quién mas que ella, podría igualar su decorado?- Gritaban al viento, las
voces, al salir del templo. Pero ya no escucho ni un sonido, ni una alabanza,
ya nada queda a mi alrededor. Pensar que siempre tuve brillantina en los soles
de mis días. Sin embargo, hasta la diosa de las luces termina como el color
gris, siendo olvidada poco a poco, ante aquellos ojos fanáticos del resplandor
de este simple don que me fue dado.
Mis últimos aplausos, los pude
sentir unos minutos antes de cerrar el telón. Creí que iría directo a recoger
mis cosas, dejaría el traje y volvería a ser yo, pero no. Me encuentro
caminando en esta ciudad, donde ya no se oye nada, y ningún rastro puedo dejar.
La muerte es la gran escoba hasta de las luces brillantes de esta sociedad.
Autora: Maida Filippini
2 comentarios:
Felicitaciones Maida!
Muchas gracias sil y a revista lite arte digital
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