Piedra rúnica del siglo XI, Iglesia de Tensta (Estocolmo, Suecia) |
Piedra rúnica del
siglo XI, Comuna de Sundbyberg (Estocolmo, Suecia)
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La magia de las runas
El origen de la escritura rúnica ha sido
objeto de especulación para muchos arqueólogos, historiadores e investigadores
interesados en el tema. Se cree que el alfabeto rúnico es producto de una
mezcla de alfabetos como el romano antiguo, el griego y el etrusco. El lenguaje
rúnico recibió el nombre de Futhark, originado por el sonido de las primeras
letras llamadas runas: Fehu, Uruz, Thurisaz, Ansuz,
Raidha y Kaunaz.
Existen varias versiones de este lenguaje
que fue portador de secretos, magia y sabiduría. Ahí está por ejemplo el
futhark antiguo, el futhark germánico, el futhark anglosajón y el futhark
escandinavo. A un principio el futhark consistía de 24 runas. Los ingleses lo
desarrollaron hasta llegar a 33 runas. Pero los escandinavos hicieron todo lo
contrario, lo redujeron a 16 runas y posteriormente aumentaron diez runas más.
Los caracteres rúnicos son letras hechas de líneas rectas. O sea, se puede
escribir, sin dificultad, sobre la superficie deseada. No existía ninguna
formación para realizar el grabado, sino más bien cada cual escribía a su
manera. Aunque con el tiempo algunas personas adquirían talento en este arte.
Se convertían en una especie de “maestros del arte rúnico”, y con orgullo escribían su nombre cuando
terminaban una inscripción. Y así se fue propagando esta práctica de generación
en generación.
El contenido de los mensajes rúnicos
describen aspectos de la vida cotidiana. Es importante señalar que las
inscripciones rúnicas, no solamente expresan sentimientos de soledad, tristeza
y muerte. Expresan también afecto, amor,
sensibilidad y hasta a veces textos jocosos. Hablan de la divinidad, de aquello
que aqueja al ser humano y de la mitología nórdica. Hay escrituras rúnicas que
manifiestan consejos y exhortaciones ante las adversidades de la vida. Además,
toda esa facultad de escribir con motivos decorativos, formaba parte de las
aspiraciones artísticas de la época. Algunos versos rúnicos se repetían de boca
en boca. Los hombres de esa época, como en todos los tiempos, tenían deseos
sexuales. Y sus sueños eróticos, los escribían sobre una madera, sobre un cuero
o en una piedra rúnica. Se han encontrado escritos rúnicos obscenos.
Muchas piedras rúnicas son parte de
inmensos monumentos que los vikingos levantaban en diferentes ciudades
nórdicas. Utilizaban las runas como un medio de comunicación, a través del cual
evocaban conjuros a sus dioses. Los pueblos germánicos como los anglosajones,
alemanes, frisones y godos; también usaban runas para comunicarse. A pesar de
esta realidad, no se ha escrito una extensa literatura con el alfabeto rúnico.
Los grabados rúnicos más antiguos de Suecia datan del siglo 200 D.C. Se ha
especulado que la palabra runa significa
“susurro”. Los escandinavos creían que las runas eran dotadas de poderes
mágicos y divinos. Era para ellos un “susurro de los Dioses” que les había
llegado desde las alturas. Escribían mensajes para sentirse más cerca de las
deidades que iluminaban su camino. Por lo general, las runas eran grabadas
entre dos líneas que empezaban en una cabeza en un extremo, y terminaban en una
cola en el otro extremo, dando la impresión de ser dragones o serpientes. En
realidad, no se sabe con exactitud de qué tipo de animales se trata. Por eso se
los llama “animales rúnicos”
Se dice que los vikingos adoraban a sus
dioses: Odín, Thor, Balder, Loki, Bragi, Frey, Freya, Tyr, Oden, Njord,
Idun y
Skadi. Según la mitología nórdica, esas deidades, pertenecían a una raza divina, eran los que inspiraban conocimiento
al pueblo, guiaban a los hombres y a sus almas por los senderos que se
merecían. Dominaban la sapiencia y las artes de vencer al enemigo. Odín, creador
de las runas, fue sin duda uno de los Dioses nórdicos más importantes. Con su caballo de ocho patas solía aparecer
por el cielo o por la tierra. Era un jinete vestido con una capa negra, un
sombrero de ala ancha que solía volar entre las tormentas nocturnas. El pueblo
escandinavo de aquella época, admitía que las runas eran oráculos enviados, por
los dioses, a las peticiones que hacían en rituales. Alrededor de fogatas, en
el campo y en otros lugares se contaba historias sobre guerreros que protegían
al pueblo, pero también tenían una idea muy oscura del destino. Pensaban, como
en muchas culturas, que el destino de cada individuo estaba predecido, y que el
mundo de los dioses y de los humanos, en un tiempo determinado, se
entremezclaban en humo; siendo este hecho la confrontación final entre lo bueno
y lo malo.
Las inscripciones rúnicas fueron
utilizadas muchos siglos antes de la era vikinga, pero durante la Edad Media los vikingos
escribían esas letras en amuletos, en lanzas, en escudos y en sus barcos de
guerra para protegerse de los malos espíritus. También escribían mensajes en
pedazos de madera, en cuero, en piedras, en huesos, en joyas, en metal y
objetos de alto estatus social. Cada piedra rúnica debía ser alzada en un lugar
donde la muchedumbre trajinaba todos los días. Así podían leer los mensajes y
apreciar el arte decorativo de sus figuras. Era costumbre erigir piedras
rúnicas como lápidas para recordar a los muertos.
Algunos mensajes rúnicos están
escritos por mujeres en honor a sus
maridos. O viceversa, por hombres en memoria de sus esposas. Se conservan
cortos mensajes poéticos escritos en pequeñas maderas. Por ejemplo, los
conocidos versos de Virgilio: “El amor todo lo vence” (Amor omnia vincit).
Cuenta la historia que un sacerdote católico, en Noruega, ocultó un objeto
debajo del piso de una iglesia con la inscripción rúnica: “Arni, el sacerdote
quiere poseer a Inga”. Otro grabado encontrado en Dinamarca, en memoria de un
tal Odinskar, dice: “Disfruta de tu tumba”. Es decir, una frase de despedida
deseándole al difunto que goce del mundo de los muertos. Un texto describe cómo
el Rey Oden, llegó a conocer la magia y los secretos de las runas: “Sé que me
colgué de un árbol durante nueve noches, herido estuve y empecé a comer mis carnes.
De pronto levanté unas runas del suelo, grité y caí del árbol”. Otro texto de
carácter religioso expresa: “Jesús, Jesús, Jesús es el guardián de la
confesión”.
Un detalle curioso es que en un gran
número de piedras rúnicas, existen cruces grabadas. Y uno se pregunta: ¿eran
cristianos los vikingos? La mayoría de las estructuras de piedras rúnicas
suecas, han sido eregidas a partir del año 1000. Desde entonces la historia de
los Países Nórdicos, ha sido marcada por una serie de acontecimientos. Los
predicadores cristianos viajaban por el Norte de Europa con el fin de
catequizar a los escandinavos. Algunos estudiosos aseguran que muchas personas,
durante la época vikinga, eran cristianas. Sin embargo, no querían deshacerse
de sus dioses, y a escondidas levantaban piedras rúnicas con mensajes
cristianos salidos de sus puños.
O sea, el proceso de cristianización, en
Escandinavia, condujo a que el alfabeto rúnico sea sustituido por al alfabeto
latino que era el abecedario del resto de Europa. Pero para los vikingos, que
se desplazaban a otros países del Continente Europeo, el alfabeto latino o
romano no era desconocido, ya que un grupo reducido de su elite usaba
precisamente ese alfabeto, cuando escribían algo muy importante. Los misioneros
católicos hacían construir iglesias en suelo nórdico, y se encargaban de
enseñar el arte de leer y de escribir con letras latinas. Este hecho fue la
causa para la disminución del uso de las runas, y con el correr del tiempo
desaparecieron del mapa escandinavo en la segunda mitad del siglo XIII.
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