miércoles, 20 de noviembre de 2013

Javier Claure (Artículo)-Es de nacionalidad boliviana, reside en Suecia/Noviembre de 2013

Piedra rúnica del siglo XI, Iglesia de Tensta (Estocolmo, Suecia)
Piedra rúnica del siglo XI, Comuna de Sundbyberg (Estocolmo, Suecia)




















                                          La magia de las runas 
                                                           
      El origen de la escritura rúnica ha sido objeto de especulación para muchos arqueólogos, historiadores e investigadores interesados en el tema. Se cree que el alfabeto rúnico es producto de una mezcla de alfabetos como el romano antiguo, el griego y el etrusco. El lenguaje rúnico recibió el nombre de Futhark, originado por el sonido de las primeras letras llamadas runas: Fehu, Uruz, Thurisaz, Ansuz, Raidha y Kaunaz.
      Existen varias versiones de este lenguaje que fue portador de secretos, magia y sabiduría. Ahí está por ejemplo el futhark antiguo, el futhark germánico, el futhark anglosajón y el futhark escandinavo. A un principio el futhark consistía de 24 runas. Los ingleses lo desarrollaron hasta llegar a 33 runas. Pero los escandinavos hicieron todo lo contrario, lo redujeron a 16 runas y posteriormente aumentaron diez runas más. Los caracteres rúnicos son letras hechas de líneas rectas. O sea, se puede escribir, sin dificultad, sobre la superficie deseada. No existía ninguna formación para realizar el grabado, sino más bien cada cual escribía a su manera. Aunque con el tiempo algunas personas adquirían talento en este arte. Se convertían en una especie de “maestros del arte rúnico”,  y con orgullo escribían su nombre cuando terminaban una inscripción. Y así se fue propagando esta práctica de generación en generación.
      El contenido de los mensajes rúnicos describen aspectos de la vida cotidiana. Es importante señalar que las inscripciones rúnicas, no solamente expresan sentimientos de soledad, tristeza y muerte. Expresan  también afecto, amor, sensibilidad y hasta a veces textos jocosos. Hablan de la divinidad, de aquello que aqueja al ser humano y de la mitología nórdica. Hay escrituras rúnicas que manifiestan consejos y exhortaciones ante las adversidades de la vida. Además, toda esa facultad de escribir con motivos decorativos, formaba parte de las aspiraciones artísticas de la época. Algunos versos rúnicos se repetían de boca en boca. Los hombres de esa época, como en todos los tiempos, tenían deseos sexuales. Y sus sueños eróticos, los escribían sobre una madera, sobre un cuero o en una piedra rúnica. Se han encontrado escritos rúnicos obscenos.
      Muchas piedras rúnicas son parte de inmensos monumentos que los vikingos levantaban en diferentes ciudades nórdicas. Utilizaban las runas como un medio de comunicación, a través del cual evocaban conjuros a sus dioses. Los pueblos germánicos como los anglosajones, alemanes, frisones y godos; también usaban runas para comunicarse. A pesar de esta realidad, no se ha escrito una extensa literatura con el alfabeto rúnico. Los grabados rúnicos más antiguos de Suecia datan del siglo 200 D.C. Se ha especulado que la palabra  runa significa “susurro”. Los escandinavos creían que las runas eran dotadas de poderes mágicos y divinos. Era para ellos un “susurro de los Dioses” que les había llegado desde las alturas. Escribían mensajes para sentirse más cerca de las deidades que iluminaban su camino. Por lo general, las runas eran grabadas entre dos líneas que empezaban en una cabeza en un extremo, y terminaban en una cola en el otro extremo, dando la impresión de ser dragones o serpientes. En realidad, no se sabe con exactitud de qué tipo de animales se trata. Por eso se los llama “animales  rúnicos”
      Se dice que los vikingos adoraban a sus dioses: Odín, Thor, Balder, Loki, Bragi, Frey, Freya, Tyr, Oden, Njord, Idun  y  Skadi. Según la mitología nórdica, esas deidades,  pertenecían a una raza  divina, eran los que inspiraban conocimiento al pueblo, guiaban a los hombres y a sus almas por los senderos que se merecían. Dominaban la sapiencia y las artes de vencer al enemigo. Odín, creador de las runas, fue sin duda uno de los Dioses nórdicos  más importantes.  Con su caballo de ocho patas solía aparecer por el cielo o por la tierra. Era un jinete vestido con una capa negra, un sombrero de ala ancha que solía volar entre las tormentas nocturnas. El pueblo escandinavo de aquella época, admitía que las runas eran oráculos enviados, por los dioses, a las peticiones que hacían en rituales. Alrededor de fogatas, en el campo y en otros lugares se contaba historias sobre guerreros que protegían al pueblo, pero también tenían una idea muy oscura del destino. Pensaban, como en muchas culturas, que el destino de cada individuo estaba predecido, y que el mundo de los dioses y de los humanos, en un tiempo determinado, se entremezclaban en humo; siendo este hecho la confrontación final entre lo bueno y lo malo.
      Las inscripciones rúnicas fueron utilizadas muchos siglos antes de la era vikinga, pero durante la Edad Media los vikingos escribían esas letras en amuletos, en lanzas, en escudos y en sus barcos de guerra para protegerse de los malos espíritus. También escribían mensajes en pedazos de madera, en cuero, en piedras, en huesos, en joyas, en metal y objetos de alto estatus social. Cada piedra rúnica debía ser alzada en un lugar donde la muchedumbre trajinaba todos los días. Así podían leer los mensajes y apreciar el arte decorativo de sus figuras. Era costumbre erigir piedras rúnicas como lápidas para recordar a los muertos.
      Algunos mensajes rúnicos están escritos  por mujeres en honor a sus maridos. O viceversa, por hombres en memoria de sus esposas. Se conservan cortos mensajes poéticos escritos en pequeñas maderas. Por ejemplo, los conocidos versos de Virgilio: “El amor todo lo vence” (Amor omnia vincit). Cuenta la historia que un sacerdote católico, en Noruega, ocultó un objeto debajo del piso de una iglesia con la inscripción rúnica: “Arni, el sacerdote quiere poseer a Inga”. Otro grabado encontrado en Dinamarca, en memoria de un tal Odinskar, dice: “Disfruta de tu tumba”. Es decir, una frase de despedida deseándole al difunto que goce del mundo de los muertos. Un texto describe cómo el Rey Oden, llegó a conocer la magia y los secretos de las runas: “Sé que me colgué de un árbol durante nueve noches, herido estuve y empecé a comer mis carnes. De pronto levanté unas runas del suelo, grité y caí del árbol”. Otro texto de carácter religioso expresa: “Jesús, Jesús, Jesús es el guardián de la confesión”.
      Un detalle curioso es que en un gran número de piedras rúnicas, existen cruces grabadas. Y uno se pregunta: ¿eran cristianos los vikingos? La mayoría de las estructuras de piedras rúnicas suecas, han sido eregidas a partir del año 1000. Desde entonces la historia de los Países Nórdicos, ha sido marcada por una serie de acontecimientos. Los predicadores cristianos viajaban por el Norte de Europa con el fin de catequizar a los escandinavos. Algunos estudiosos aseguran que muchas personas, durante la época vikinga, eran cristianas. Sin embargo, no querían deshacerse de sus dioses, y a escondidas levantaban piedras rúnicas con mensajes cristianos salidos de sus puños.
      O sea, el proceso de cristianización, en Escandinavia, condujo a que el alfabeto rúnico sea sustituido por al alfabeto latino que era el abecedario del resto de Europa. Pero para los vikingos, que se desplazaban a otros países del Continente Europeo, el alfabeto latino o romano no era desconocido, ya que un grupo reducido de su elite usaba precisamente ese alfabeto, cuando escribían algo muy importante. Los misioneros católicos hacían construir iglesias en suelo nórdico, y se encargaban de enseñar el arte de leer y de escribir con letras latinas. Este hecho fue la causa para la disminución del uso de las runas, y con el correr del tiempo desaparecieron del mapa escandinavo en la segunda mitad del siglo XIII.




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