Bruma de
ajenjo y miel
Una niebla fría llega desde el mar y atraviesa mi alma.
Los recuerdos me invaden y trasmutan mis ojos, cuencas
tristes, vacías y húmedas. Muevo la cabeza con lentitud, sonrío. No todo es
amargo.
Regreso a la infancia. A mi patio. Mi padre me abraza y me
besa, feliz. La parra y la higuera aplastan mi angustia. La
hamaca me eleva hacia el sol que ilumina
la vida.
Tropiezos y llantos se mezclan con risas largas. Acordes de
magia endulzan mi boca y mis dedos. El piano…, a cuatro manos, amistad
caprichosa a través de la música.
Sueños jóvenes de palabras al viento. Deseos de conocer la
vida y sus cosas. Libros y sueños. Flores y lágrimas.
Ladrillos viejos, juegos
al calor de una lámpara.
Princesas y ranas. No todo es amargo.
Entonces:
¡Llévame a ver de
nuevo mi casa, niebla fría que vienes del mar!
No hay comentarios:
Publicar un comentario