Revista Literarte creada en Noviembre de 2001 para la difusión de todas las disciplinas del arte.Declarada de Interés Cultural por el Honorable Concejo Deliberante de Vicente López en Diciembre de 2002. DECLARADA DE INTERÉS CULTURAL POR LA SECRETARÍA DE CULTURA DE LA PRESIDENCIA DE LA NACIÓN ARGENTINA SEGÚN RESOLUCIÓN 1706/10, en Junio de 2010 Si querés publicar tu texto, música, pinturas, esculturas, danzas; enviá el material a: revistadigitalliterarte@gmail.com
jueves, 20 de agosto de 2020
Carlos Caposio-Argentina/Agosto de 2020
A Jorge Rivelli
Cuando muere un poeta
los lápices parecen quebrarse
hay palabras ahogándose en las hojas
y el rocío es una lágrima de escarcha.
Es siempre otoño cuando muere un poeta
y también, son las seis de la mañana.
Alguien pasa con un carro y un caballo
y grita, Jorge.
Los pájaros de la noche ya no cantan.
Cuando muere un poeta
se encienden todas las luces
de los "depa", de Pueyrredón.
Los cigarros hacen chispas y
en algún lugar del mundo,
abren otra librería, Netochka.
Cuando muere un poeta
no brilla en ninguna estrella
ni vuelve a la tierra, ni es ceniza.
Cuando muere un poeta
las hijas lloran, su compañera llora
sus amigos lloran y sus lectores lloran.
Lloran su sangre tinta en la pupila
que viaja en forma de lágrima gorda
hasta el desagüe, llega al río y
luego va hacia el mar.
Cuando muere un poeta
podemos verlo bajar finito
por alguna playa
en esos hilos de agua que surcan arenas
donde a veces la gente salta
o se detiene y hunde los pies.
Cuando muere un poeta
llega al mar que es su vientre
y el de todo, el planeta Tierra.
Vuelve a dar vida.
Cuando muere un poeta
también escribe ahora.
Cuando muere un poeta, no muere.
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