BOSTEZO
Dicen que aparece cuando a uno lo
empieza a vencer el sueño.
Son mentiras, hay otras cuantas causales.
Les detallo un montón de
circunstancias donde también se presenta.
En las películas aburridas, que uno
eligió al azar y se creyó el comentario de la cartelera.
En las explicaciones incomprensibles
y nunca acertadas de los economistas.
En la mesa de café adonde invitó a
una chica a tomar un capuccino y ella le empieza contar de sus profesores de la
secundaria.
En la lectura de un abogado del
escrito que presentará por uno para un simple resarcimiento de deuda y parece
que el reclamante haya solicitado un resumen del tratado de Tordesillas.
Escuchando de una señora que se las
sabe todas, el chisme de una vecina sobre el señor de la otra cuadra a quien
uno no ha visto en su vida y tampoco le interesa si se acuesta con la rubia de
la esquina a la cual uno tampoco conoce.
En la cola del cajero del
supermercado los sábados a la tarde cuando tiene 27 carritos esperando delante
suyo.
Cuando el vendedor de automóviles le
relata las mil y una maravillas del modelo que intenta venderle…y uno no sabe
nada de mecánica.
En la mitad del discurso presidencial
de la apertura de sesiones del Congreso.
En la mitad de la tetralogía de Wagner,
con todo el respeto por el autor.
En la página 48 del libro El pasado,
de Alan Pauls. O en la página 53 del libro La chica del tren, de Paula Hawkins,
que todas las librerías recomiendan desde hace dos años y ninguno de los que lo
leyeron se anima se anima a decir que no entendió nada.
Ahhh, me olvidaba decir…estoy
hablando del bostezo.
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