Parafraseando Réquiem por un mundo desfallecido
Todo era transparente a mi alrededor. Yo estuve en el vientre de mi madre nadando en el líquido amniótico durante varios meses. Yo era rebelde desde mi gestación. A veces me daba vueltas como un astronauta. Otras veces, me desplazaba hacia la izquierda provocando una leve punzada. De pronto llegaron las contracciones, mi madre pujaba con fuerza y lágrimas caían por sus mejillas. Finalmente rodó la envoltura, y llegué a este mundo de alegrías y de dolor.
Yo nací en un lugar en donde las palliris, a la intemperie, martillan y martillan las piedras como Penélopes del altiplano; para encontrar el dorado de sus sueños. Pero en el dobladillo de sus polleras encuentran las cruces de su existir. En ese mismo lugar misterioso, plateado por el estaño, sale el Tío de la mina, todas las noches, con su farolito rojo amarillo verde. Corre por la calle Junín, y cuando llega a la altura donde se encontraba la cruz verde grita a los cuatro vientos. Apunta con su dedo a los malhechores y se ríe a carcajadas. Pero también multiplica, con su varita mágica, la alegría en los Carnavales.
Yo no soy de medias tintas, me gusta
que vean la carne de mi rostro. Por eso he blasfemado contra la monarquía,
ladrones sin causa. Yo sufro de esa enfermedad que se llama mal de boca con
fundamento. A mí que no me vengan con cartas falsificadas, con abogados
delincuentes ni cálculos mal hechos. Porque yo soy la bulla que saca puntas a
la verdad. Soy ácido sulfúrico ante el delito, y mi flecha rompe la palabra
oculta en cada lengua. De haber sido un pajarillo manzanero, he pasado a ser un
pajarraco juicioso y capaz de dar forma al roble, capaz de quitar el último
deseo que anhela la maldad. Entonces mi acción es simple. Cada madrugada, en
verano y en invierno, abro mi ventana y echo a volar golondrinas, de todo
color, con la única esperanza de que reine la Paz en la Tierra, de que se cante por fin el feliz
cumpleaños. Y, sobre todo, para que nunca más se repita la historia en Juffure,
de donde salió, a latigazos, el joven Kunta Kinte. África es una hermosa corona
ancestral, un corazón abierto lleno de secretos. Y desde Senegal, el
impresionante monumento del renacimiento africano, ruge como león para desafiar
a los invasores. Yaa Asantewaa, Lumumba y Mandela sembraron estrellas en el
continente africano.
Nadie se atrevió a decir la verdad,
todos se ocultaron detrás de la mentira. Pero en realidad, no hubo silencio.
Los dardos viajaron por su camino, las secuelas colaterales de la Unión Europea se
pusieron sobre la mesa, y un camión permaneció volcado dentro de un enorme
cilindro metálico. Sin embargo, ayer a las dos de la tarde, pasó el cartero por
mi casa con un serrucho en las manos. A mi vecina, a esa guapa mujer de
Eritrea, le serruchó todas sus cartas. Al libanés, ese hombre serio que dicen
que ha estado en la guerra de su país, sin más ni más; le serruchó su puerta. Y a mí me tiró por el
buzón: un ramillete de poemas fosforescentes. Y cuando la noche se hincaba
respirando como una serpiente recién nacida, el arcángel partió el útero de la Pachamama, para despojar
del mundo y de sus habitantes toda esclavitud, toda cadena impuesta por los más
fuertes y todos los tabúes que no dejan actuar a los seres humanos. Así la
media noche se convirtió en un pájaro en llamas con las alas abiertas. Y por
caer fuego como lava desbordada, las ánforas giraron 360 grados. Se ejerció la
correlación de fuerzas y los juicios hablaron por sí mismos.
Pero … ¿Por qué esos ataques de furia mostrando su ejército en las fronteras? ¿Por qué esa disertación putrefacta? Por más que quieran, no pueden. Por la rotunda victoria de Evo y su gobierno en la Haya. El tiempo y el avance de la humanidad es el factor clave para reparar una injusticia continental. El tiempo es un caballero de cien mutaciones y la polilla que muerde los recuerdos. Precisamente en el transcurrir del tiempo, en un punto geográfico determinado, Mariama Diallo, estuvo poseída por el gran deseo de su corazón. Fue, entonces, cuando su vestido adivinó lo prohibido desmoronando cualquier partícula. Sus elipses cayeron a la chúcara geometría y un suave quejido, ocasionó el efecto candado. Pues digan lo que digan, allí estaba ella como una sola palmera.
A todo esto ¿Cómo explicar a la manada de osos polares que se derriten los montes de hielo? Y que el mar se comerá a muchas ciudades. ¿Cómo explicar al efecto invernadero que vivimos enfermos de consumo? Como si fuese el sexo de cada día, como si la energía fuese interminable. En fin, todo ocupa un lugar en el espacio: una caja de chocolates de dos pisos, finito. La secuencia de números primos, infinito. Y donde aman la vida con pasión, no existe el odio ni las guerras. Más allá de la raya, una lavandera orea las suciedades de la dueña de casa.
Pero … ¿Por qué esos ataques de furia mostrando su ejército en las fronteras? ¿Por qué esa disertación putrefacta? Por más que quieran, no pueden. Por la rotunda victoria de Evo y su gobierno en la Haya. El tiempo y el avance de la humanidad es el factor clave para reparar una injusticia continental. El tiempo es un caballero de cien mutaciones y la polilla que muerde los recuerdos. Precisamente en el transcurrir del tiempo, en un punto geográfico determinado, Mariama Diallo, estuvo poseída por el gran deseo de su corazón. Fue, entonces, cuando su vestido adivinó lo prohibido desmoronando cualquier partícula. Sus elipses cayeron a la chúcara geometría y un suave quejido, ocasionó el efecto candado. Pues digan lo que digan, allí estaba ella como una sola palmera.
A todo esto ¿Cómo explicar a la manada de osos polares que se derriten los montes de hielo? Y que el mar se comerá a muchas ciudades. ¿Cómo explicar al efecto invernadero que vivimos enfermos de consumo? Como si fuese el sexo de cada día, como si la energía fuese interminable. En fin, todo ocupa un lugar en el espacio: una caja de chocolates de dos pisos, finito. La secuencia de números primos, infinito. Y donde aman la vida con pasión, no existe el odio ni las guerras. Más allá de la raya, una lavandera orea las suciedades de la dueña de casa.
Y ahora llegó el adiós despuntando en
la vía férrea. Te invito a meditar sobre el adiós. Para unos puede ser una
breve pausa y para otros un boleto al otro mundo. Adiós porque no conoces el
vocablo perdón, porque tu movida se impregnó de lo fúnebre y el portón se cerró
con plomo fundido. Al otro lado, ese cuerpo llorón y solitario se acuchilla
cada noche por su pecado a flor de piel. Adiós con letra serpiente, con
hormigas sobre tu cabeza y con esta mirada acusadora. Todo es adiós: el futuro
es adiós, la comida es adiós.
* El apelativo de palliri viene de la
palabra quechua “pallar” que significa recolectar. La palliri es generalmente
una mujer que escoge, a martillazos, el mineral de las rocas.
* Pachamama: Madre Tierra
* Pachamama: Madre Tierra
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