Alberto Luis Ponzo: sus
respuestas y poemas
Entrevista realizada por
Rolando Revagliatti
Alberto Luis Ponzo nació el 12 de junio de 1916 en el barrio de
Palermo, en la ciudad de Buenos Aires y reside en la ciudad de Castelar (desde
1951), en la zona Oeste del Gran Buenos Aires, la Argentina. Dirigió
y codirigió, entre otras revistas literarias, plaquetas y colecciones, “Vigilia” (con Fulvio Milano,
1961-1965), “Encuentro” (1966-1977), “Por la Poesía”, “Empresa Poética” (con Luis Iadarola y
Simón Kargieman, 1984-1988), “Mano de Obra” (con Carlos Vitale), “Hojas del
Caminador” (con Alba Correa Escandell, 1981-2005), “El Poema Ilustrado”, “Otros
Cielos” (bilingüe). Su quehacer fui incluido, por ejemplo, en “Poesía argentina contemporánea” (Volumen Octavo, Fundación Argentina para la Poesía, 1981), “40 años
de poesía argentina” (Tomo tercero (1950-1960), Editorial Aldaba, 1964), “Poesía
argentina - Hacia el 2000”
(Ediciones Kir, 1997),“El ‘60” (selección de Alfredo Andrés, Editores 2,
Serie Plural, 1969), “Poesía hacia el nuevo milenio” (Tomo 1, La Luna Que, 1999), así como
en innumerables publicaciones periódicas no sólo de su país, sino que, también,
en “Hora de Poesía”, “Kurpil”, “El Indio del Jarama” de España; “Enlace”,
“Románica” de Estados Unidos; “Norte” de México; “Zona Franca” de Venezuela;
“Andrómeda” de Puerto Rico; “Alero” de Nicaragua, etc. Citamos algunos
de sus poemarios: “Equivalencia de la tierra” (1960, el primero),“De
ayeres y desmemorias”, “Ramos de invierno”, “Cuaderno Martín”, “Lugares / En
otras palabras”, “Obra en construcción”, “Canto en la arena”, “Exploraciones
(sobre la poesía y lo demás)”, “Anotaciones para mi nacimiento”, “La casa de
Azara y otros poemas”, “A puertas abiertas”, “Uno en el mundo”, “Poemas para
Antonio Porchia”, “Historias salvajes”, “Cuadro de situación”, “Diálogo de
escrituras”, “Labio oscuro de nacer”, “De este mundo (instantáneas y miradas)”.
Y algunos de sus volúmenes de ensayo: “Pasión de la soledad y el
misterio de Juan L. Ortiz”, “Antonio
Porchia: El poeta del sobresalto”, “Poéticas / Poetas de la experiencia a la
escritura“, “César Vallejo: Verbo, destino y unidad”, “Poetas del vértigo y
otros ensayos”, “Osvaldo Milano Arrieta, una forma sensible de indagación”,
“Juan L. Ortiz / El aura de un lenguaje esencial”. Así como las siguientes
antologías de su obra: “Ocupaciones y límites” (1960-1981, Fundación
Argentina para la Poesía,
1982), “Poesía recobrada” (1972-1995, Libros del Empedrado, 1996),
“Ochenta vueltas al mundo de todos los días” (1960-1996, Araucaria Editora,
1997), “Poemas olvidados” (1962-2004, Hojas del Caminador, 2004), “Antología
breve” (incluye “Pulsos ocultos” de Alba Correa Escandell),
Araucaria Editora, 2008.
1 — Quienes deseen saber más de vos, Alberto, tendrán posibilidades si
te buscan en la Red.
Encontrarán muestras de tu poesía, otros reportajes y videos.
Y podrán advertirte en fotografías con tu esposa y compañera de más de seis
décadas, Alba Correa Escandell (1918-2008), de nacionalidad uruguaya, que
además de profesora universitaria fue poeta y narradora. ¿Nos referimos a ella?
ALP — Entre las actos que considero imprevisibles no puedo dejar
de mencionar cómo conocí a Alba, como un hecho "milagroso" por medio
de la Radio Sténtor,
muy popular entonces en Buenos Aires. Ella había participado en un concurso de
poesía desde su país, obteniendo una distinción, y yo traté de comunicarme
a través de los datos logrados por la amistad que me unía a una locutora de la
radio. Alba vivía en Nueva Palmira, pequeño pueblo frente al río Uruguay, y yo
había iniciado mi carrera universitaria; además comenzaba
a "imitar" a los poetas del ‘40. Mantuve con Alba una incesante
correspondencia y la visitaba cuando lograba conjugar mi disponibilidad de
tiempo y económica. Los dos escribíamos coplas y sonetos, y nos
consubstanciábamos con los bardos de esa época: Rubén Darío, Leopoldo Lugones,
Almafuerte, parte de poesía española y francesa. Eran los años de
"fórmulas neorrománticas" y acontecimientos históricos y socio-culturales
que determinaron las expresiones de una "nueva poesía". Existían
las tendencias modernistas y, sin mayor influencia, seguimos juntos cumpliendo
"carreras" diferentes: ella era Profesora de Idioma Español e
Historia y yo ejercía mi profesión de Odontología. Mientras Alba realizaba
una labor de desarrollo en la vida cultural palmirense, aún derivada de la
producción tradicional, yo me dedicada a atender mis pacientes, en Castelar,
concurriendo en ocasiones a la Capital Federal, donde me fui
relacionando con los poetas Roberto Juarroz, Raúl Gustavo Aguirre, Enrique
Molina, Francisco Madariaga, Alejandra Pizarnik, Antonio Porchia y unos
cuantos surrealistas. Alba en Nueva Palmira fue delineando una obra
silenciosa y ligada a sus recuerdos de infancia y actualidad familiar. Sus
libros fueron editados mucho después de los míos.
2 — Sobre tu poética se opinó que huía “del retoricismo y de los
excesos sentimentales y que se caracteriza por el tono reflexivo”. Y sobre
vos, el poeta Carlos María Romero Sosa destacó un rasgo: “Una de las pocas
personas que conservan la sana costumbre de escribir extensas cartas
manuscritas.” Ha existido el “Premio de Poesía Concurso Dr. Alberto Luis
Ponzo de la Universidad
de Morón”. Has ido obteniendo reconocimientos institucionales por tu
trayectoria: Gran Premio de Honor de la Fundación Argentina
para la Poesía
(en 1992), Sociedad Argentina de Escritores Central y también de la Seccional Oeste,
Socio Honorario de la
Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina (en 2011), Fondo
Nacional de las Artes... Y en la ciudad de Morón podríamos acceder a la
“Biblioteca Popular y Centro Cultural Alberto Luis Ponzo”. ¿Cómo atinás a
sobrevolar sobre todo esto?
ALP — Hay una línea que separa lo que se escribe de
las opiniones, resoluciones, prescripciones y otros elementos externos.
Esa línea representa el lugar de la creación, la obra ya realizada y
presentada, como hecho elaborado por el autor, independiente de nuestras ideas
o condiciones en las diferentes formas de su existencia. Al otro lado de la
línea imaginaria está el reconocimiento luego de la lectura, que puede
resumirse diciendo que "vale" y tiene alguna importancia. Hay también
un aspecto que no deja de influir en el trabajo escrito o del material que sea:
la circunstancia de la ejecución, o sea lo que da vida y mayor actualización.
Es cuando se estiman las razones para premiar, otorgar una mención, celebrar,
elegir un plano para destacarlo entre otros. Yo creo, Rolando, que ha surgido
en los últimos lustros una política excesiva y dudosa para otorgar los premios:
se ha desvirtuado lo que entendemos como Arte.
En cuanto a mi obra de poesía, ensayo
o cosa realizada, sólo puede disculparse por los años de su realización,
"sobrevolando", como decís, entre características de varias
generaciones. No hago comentarios o afirmo si es merecido, pero no he
interrumpido mis esfuerzos.
3 — Las diversas ocasiones en las que has participado en colaboración
con el pintor y dibujante Salvador Galup, me brinda la posibilidad de
preguntarte cuáles han sido, en qué han consistido, y que lo evoques como
artista y como persona.
ALP — Poco después de trasladarme a Castelar (yo viví en Buenos
Aires, frente al Parque Chacabuco, desde que me casé en 1946 hasta 1951) y ya
instalado con mi consultorio dental en la calle Italia 830, concurrió por un
problema de prótesis Salvador Galup. Al realizar su ficha, aparte de los
datos acostumbrados, me enteré que era pintor y dibujaba en el diario “La Razón”. Un día me invitó a
conocer su taller, a pocas cuadras de mi casa. Me mostró varios cuadros que se
exhibían en el comedor y numerosas obras —dibujos, óleos, estudios— ordenadas
en su tallercito, en el piso superior. Yo admiraba esa producción y las
colaboraciones en el diario, caricaturas en su mayor parte con hechos políticos
o simplemente las pruebas de sus trabajos. Seguimos cerca, conversando de
arte, la situación social, su familia (tenía esposa y tres hijos), sin dejar de
incluir a la poesía, pues le había contado que escribía. No recuerdo todo lo
que me ayudó a ilustrar y diagramar desde entonces. Lo cierto es que nos
hicimos muy amigos y cuando le pedía la opinión acerca de mis poemas,
a los pocos días me mostraba lo que él había sentido al leerlos. Así fue
concibiendo tapas con ilustraciones de mi obra. Pero lo que deseo
destacar, sobre todo, es su personalidad, la humildad y el desinterés sobre lo
que hacía, obsequiándolo a quienes les complacía. Lo que más tengo
presente es la publicación de "Hojas del Caminador", con la
imagen de cada autor en la tapa y dibujos de los poemas elegidos. Durante tres
años consecutivos y un número mensual, han aparecido las ilustraciones, con un
breve ensayo, de más de treinta poetas. Escribió Galup en una Hoja que le
dediqué: "El arte no se puede definir. Es algo que hace cambiar al ser
humano, es la comunión de todos los seres humanos. El artista no puede ser
individualista: tiene que dar cosas, tiene que decir lo que sucede. Es el mundo
que lo hace pintar o escribir. Otra cosa no me interesa... Uno es como la
realidad y después trabaja, se comunica con otro." En un reportaje
afirmó: "Tengo un gran respeto por la pintura. No me siento con
capacidad de mostrar mis cuadros. Cuando pinto no pienso en otra cosa que la
pintura. Si alguien mira un cuadro y le gusta, ya estoy conforme. Si
llega lo que hago, ya he cumplido con mi obra." Había nacido en
el porteño barrio de Caballito el 2 de noviembre de 1907 y falleció en Castelar
el 20 de marzo de 1991.
4 — Integraste el Centro Cultural Almafuerte, el Grupo Roberto Arlt,
dirigiste “La Voz
de Castelar”, fuiste jurado en certámenes, obtuviste primeros premios tanto en
ensayo como en poesía, y es debido a tu iniciativa que diversas propuestas se
fueron llevando a cabo en la esfera cultural.
ALP — Cada caso conlleva una significación según las distintas
épocas o situaciones. No se puede sentir lo mismo y responder al paso de los
años. Cuando ingresé a la
Sociedad Fomento de Castelar, mi trabajo consistió en
integrar el equipo de odontólogos, en distintos horarios. Entonces no se
cobraba, como Entidad de Bien Público. Poco después propuse la realización de
actos culturales con artistas de Castelar y Morón, y así se fundó la Asociación Permanente
de Artes Plásticas, donde intervine con Salvador Galup, Helios Gagliardi, Renée
Pietrantonio, Rita Kafetzis y muchos más. Recientemente falleció
Gagliardi, el principal organizador. Ese período fue uno de los
más hermosos por las exposiciones, los debates, los certámenes (alguno, de
poesía ilustrada). Surgió un grupo de escritores y se formó el Taller
Literario, denominado Roberto Arlt en sus comienzos (en San Antonio de Padua).
Participaron Juan Alberto Núñez, Antonio Aliberti, Elsa Fenoglio, Beatriz Pico…
y como invitados, escritores de la Capital. No puedo negar inconvenientes o
desacuerdos, pero la organización nunca fue discutida o negada por la Comisión Directiva
de la Entidad.
Integré esta Comisión varias veces, ocupé la Presidencia y
lo que más me conmueve ha sido el desarrollo, los objetivos cumplidos de
ampliación y modernización de la
Sala de Auxilios, y desde luego las reuniones literarias, los
diálogos con Raúl González Tuñón, Alejandro Schmidt, Roberto Santoro, Rafael
Alberto Vásquez, César Fernández Moreno, Miguel Ángel Viola, Luis Ricardo
Furlan, Héctor Miguel Ángeli... En otra instancia se me confió la dirección del
periódico "La Voz de Castelar", donde ya venía
colaborando en mi "Kiosco Literario" con biografías, poemas,
críticas. A veces me refería a temas políticos y actualizaciones históricas,
pero nunca me he sentido "periodista". Sólo escribía para
comentar los sucesos destacados, las vicisitudes sociales y los dedicados
a la literatura. Hasta hoy aparecen artículos de directa difusión cultural
(desde 1962). Acoto que Alba participaba con notas que confluyen en su libro "El
duende y otros cuentos".
5 — Más allá de profesores, licenciados y doctores en Letras, abundan
abogados, periodistas, médicos y psicólogos que, además, son poetas. Hay, pero
no abundan los poetas que son meteorólogos, ingenieros, físicos, arqueólogos,
veterinarios, administradores de empresas, antropólogos, químicos. En tu caso,
Alberto, en 1943 te recibiste de doctor en Odontología. ¿Coincidís con mi
observación? Y, coincidas o no, ¿qué conexiones procurarías establecer entre el
ejercicio de las profesiones universitarias y las producciones poéticas?
ALP — Cuando tuve que decidir, al finalizar el Colegio Nacional,
qué podía hacer —sin tener ninguna idea especial—, le dije a mi hermano mayor:
Filosofía y Letras. Ya sea porque me atraía escribir y tenía buenas notas,
o porque no atisbaba otro camino, la elección fue la expresada. El se negó y me
respondió que estudiando "eso" en la universidad "me iba a morir
de hambre"! Fue entonces que surgió el propósito de ingresar a la Facultad de
Medicina, donde en aquella época (1938) se estudiaba
Odontología. Mi ambición de la carrera de Letras quedó archivada. Nada de
filosofía, de lenguaje, de historia de las artes. Durante la carrera de
Odontología empecé a escribir, y concurría a conferencias, recitales y
seminarios. No me perdía las lecturas y producciones generacionales, los
movimientos existentes, las tendencias renovadoras, ni dejaba de
consultar obras de autores extranjeros. Disfrutaba de Baldomero Fernández
Moreno, Olga Orozco, Federico García Lorca, Macedonio Fernández, Pablo
Neruda, Ernesto Cardenal, Antonio Machado, Luis Cernuda, los autores del grupo
"Martinfierrista": Oliverio Girondo, Leopoldo Marechal, Jorge Luis
Borges, Horacio Rega Molina, Evar Méndez, Francisco Luis Bernárdez, Ricardo
Molinari, Eduardo González Lanuza, Carlos Mastronardi, Conrado Nalé Roxlo,
Norah Lange, Jacobo Fijman. Todos los representantes del romanticismo, sin
olvidar a nadie o recordando ahora a algunos con más afinidad u
oscilaciones con el verso tradicional, el tono metafísico y las ideas sociales.
Esto nos lleva a una pregunta: ¿Y la Odontología? Entre 1938 y 1943 cursé mi carrera
universitaria. Ya había escrito sonetos, romances, versos rimados o libres...
Éste ha sido mi caso, Rolando, pero conozco ingenieros, químicos, contadores,
que escribían poesía. Hay siempre buenas explicaciones, si pensamos en una
vocación o predisposición de carácter espiritual. Entramos así en la
psicología, en la mente y las conexiones que escapan a mis conocimientos,
modestamente.
6 — Has visto desarrollar durante
más de seis décadas a tu ciudad de residencia. Permitime que antes de pedirte
que te refieras a ella, informe sobre las circunstancias que determinaron lo
que muy pocos argentinos saben: quién era el Castelar en cuestión. Resulta que
a un político y novelista local (rosarino), Estanislao Zeballos, le aceptaron
su proposición de instituir dicho
apellido como homenaje al escritor y político Emilio Castelar y Ripoll (Cádiz,
1832 – San Pedro del Pinatar, Murcia, 1899), presidente del poder ejecutivo de la Primera República
Española.
ALP
— En aquella "pampita", como la
calificaba uno de mis vecinos, me interesaba trabajar y no me impedía abocarme
a la literatura. Denominada en la segunda mitad del siglo XIX como
"Kilómetro 22", sí, las autoridades de entonces decidieron cambiarle
el nombre, y en homenaje al personaje que señalás, la estación ferroviaria fue
llamada como hoy y la zona empezó a desarrollarse, debido —como siempre he oído
decir— a su clima y naturaleza. Al llegar comprobé la gran cantidad de
casas quintas, terrenos deshabitados y características que atraían a numerosas
familias. Con Alba y mi primer hijo, Ariel (1947), me trasladé. Después
nacieron nuestras hijas: Ada, en 1949, y Ariana, en 1960. Y ahora, aquel
“Kilómetro 22”
cuenta con cerca de 120.000 habitantes.
7 — Admitiendo que no he conocido
cada una de las revistas que has dirigido, Alberto, ¿avalarías mi impresión de
que “Empresa Poética” debe haber sido la de mayor impronta, más abarcativa y
estructurada? ¿Nos aportarías un perfil de ella?
ALP — No
puedo asegurarte la importancia de "Empresa Poética", con la
colaboración de Simón Kargieman, que ha fallecido hace varios años, y Luis
Iadarola, con quien me he comunicado hace pocos días. Esa revista-libro ofrecía
un panorama de la poesía argentina y latinoamericana, y en cada número
elegíamos un autor al que presentábamos con un ensayo y dábamos a conocer
la obra de consagrados y de jóvenes desconocidos. Fue para nosotros un
período de gran interés y valorización si pensamos en un
"perfil", como me proponés, de los autores que vemos actualmente en
las más completas antologías.
8 — Trataste mucho a los poetas
Fulvio Milano y Simón Kargieman.
ALP
— Has nombrado a dos de mis grandes amigos, los
primeros que traté al comenzar la "vida poética", los pasos
iniciales. A Simón lo conocí en uno de los actos de la época inaugural de mi experiencia,
y luego de muchas charlas, frecuenté su casa y conocí también a su esposa,
odontóloga, y a sus tres hijos. Hubo un día trágico, cuando por una razón que
nunca comprenderé, su mujer se suicidó. Simón había publicado ya "Tiempo
de lágrima cerrada", "Niño del asombro", "Antipoemas
1962". Después aparecieron "Ella y el amor" y "Acto
de fe". Otras obras: "El círculo inmóvil "
(1969) y "La palabra decisiva" (1977). Había nacido en marzo
de 1926. Trabajó de visitador de médicos y en los últimos años había atendido
una estantería de libros a la entrada de un Instituto de Psicología de
Buenos Aires. Nuestra amistad ha sido conmovedora. Estuvo internado y
falleció en un hospital, abandonado por su segunda mujer y lejos de sus
hijos. Un auténtico creador: "El que nos habla en el idioma
sensible afín a todas las estructuras humanas". Esto determinó Simón
en "Encuentro", además de confesar que "los campos
psíquico y social son las circunstancias contingentes esenciales, que
animadas coinciden en provocar la irrupción creadora". Me
es imposible resumir aquí su posición estética, las condiciones
personales,
su
orientación artística.
A Fulvio Milano lo vi en uno de los
tantos actos en las décadas del ‘50 y ’60. También residía en Castelar. Pasado
un tiempo, vino a verme con su hijo a mi casa. Era maestro de escuela y
tenía conocimientos de literatura, lingüística, temas
generacionales, y una visión de su existencia campesina, regional,
que se extendía en el barrio de La
Boca y el sur del conurbano bonaerense. Colaboró con
entusiasmo en las revistas que editábamos,
con
admirables ensayos y estudios sobre poetas argentinos, críticas
de grupos de distintos lugares. Era callado —como suele decirse—,
muy riguroso, alejado de los "falsos mitos y encasilladores de
poesía" (como definió Simón). Había nacido en Buenos Aires
en marzo de 1929 y publicó "Nevado de silencio" (1959),
"Intemperie" (1965) y "Días pintados en las
ventanas del aula", poco después. En cierta época, pasaba
largos meses en una villa
marplatense,
preparando la edición de su plaqueta periódica de poesía "Mar de Monte
Hermoso"; y después del fallecimiento de su esposa fue a vivir
a la ciudad que había conocido de chico: General Belgrano. Nos veíamos
poco, y no tuve ninguna noticia hasta hace tres años, cuando me
comunicaron desde allá, sin proporcionarme los detalles de las
circunstancias, que había fallecido.
9 — Un escritor que te quiere y
conoce, sabiendo que estamos charlando a través del correo electrónico, me
sugirió que te formule la siguiente inquietud: ¿Tiene una identidad definida la
poesía del oeste bonaerense?
ALP
— Si este amigo escritor pregunta sobre la poesía
del oeste, recordará que la
Dirección de Arte y Cultura del Municipio me encargó, para la
colección "pluma 'e gallo", una antología de poetas de Morón. En
agosto de 2007 fue editado el volumen que reúne a veintitrés autores.
Dedicar la respuesta sobre la "identidad" a cada uno, o en un
concepto que los incluya a todos, excedería tu pregunta, querido Rolando.
En estos años de vivir aquí, los he tratado a todos, a unos más, a otros menos,
y he leído sus poemas. En la introducción de la antología consigné: "No
hay reglas absolutas, no entran rígidos moldes ni aparecen recetas ya
consagradas. Si hay que identificar de algún modo, en su gestación y sus
logros, a cada uno de los poetas de la Antología, nos sorprendería la validez de la
creación que se despliega desde lo cotidiano y lo real al mundo más vasto del
pensamiento, la actitud social, la descarnada visión del mundo actual y también
el ejercicio misterioso de las mismas palabras, como instrumentos que se
transforman y nunca alcanzan a mostrar todo lo que pensamos". La Dirección de Cultura del
Oeste bonaerense la distribuye desde su presentación en la Biblioteca. Si hay
que expresar "una identidad definida", es oportuno repetir
lo afirmado por Raúl Gustavo Aguirre: "Ver, en pocas palabras, si
los poemas tienen alguna relación con nuestra existencia, en qué medida apelan
a ella y demandan nuestra contestación".
10 — Si inquiero por poetas que
admires y en cuya obra prime el sarcasmo, la mordacidad, la ironía, el ingenio,
la sorna, la causticidad, ¿qué me responderías?
ALP
— Dice muy bien Julio Cortázar que para definir y
entender habría que estar fuera de lo definible y entendible. Lo cito porque
que estoy leyendo "Rayuela". En lo que me pedís tengo que
recordar ensayos e innumerables historias de los poetas que más me han
dado y puede ser "entendible", entre tantas experiencias y
estilos de su lenguaje. Las condiciones que señalás se aplican o no tienen
nada que ver, en los autores más leídos y admirados, por pertenecer a
modalidades humanas. Me atrevería a sostener que ningún autor es ajeno a
alguna de las características que has indicado. Y es así como respuesta ante la
vida, de acuerdo a los hechos de mayor alcance. La poesía, como sabés
muy bien, no tiene mejor definición que... ¡hacerla!
11 — ¿Has
llegado a vacilar bastante o con fastidio durante lapsos más o menos extensos,
a la hora de elegir títulos?
ALP — En casi todas las librerías parece más importante un
atractivo título que el contenido, siendo incalificable o un
mejor método de venta, de programación, un "negocio" de tapas, aparte
del interés que pueda despertar. En mi caso, como en tantos de nuestros fines
de mayor modestia y sana intención, los títulos han obedecido a la experiencia,
las ideas o circunstancias. He publicado mis obras y nunca he vacilado para
elegir su título, ni me he roto la cabeza procurando el más adecuado. Los
títulos han acompañado lo que he querido expresar, se correspondían con
el material "de adentro". Han formado parte de mi propuesta.
12 — ¿La primera frase o párrafo o verso los trabajás mucho y después
seguís, o te lanzás más bien a un borrador, y por ejemplo, al día siguiente o a
la semana, pulís?
ALP — Cuando escribía, hace muchos años, era muy raro que
corrigiera o puliera. En los primeros libros, "Equivalencia de la
tierra" (1960) o "Canto en la arena" (1961), era
espontáneo, directo, podría decirte "inspirado" por lo que sentía o
pensaba. ¡Qué épocas, al pasar el tiempo y adquirir recursos más
rigurosos! Como si cumpliera una misión, seguí escribiendo y publicando,
mientras trabajaba para "vivir" y tenía una familia, una admirable
esposa y tres hijos. Había que leer a los poetas más importantes, conocer las
tendencias, los elementos artísticos, las viejas y nuevas formulaciones...
Cuando siguieron los años, entendía lo que el lenguaje imponía, digamos, para
hacer mejor la poesía, o lo que más nos conformaba o revelaba con una
corrección oportuna o la eliminación de lo superfluo. En la actualidad hago
borradores, dejo escritas palabras que más tarde borro o reemplazo. Busco
y espero lo esencial, sin pretender nada perfecto, pero sí lo más honesto.
Cuando le preguntaron a Roberto Juarroz por qué escribía, respondió: "Escribo
porque amo la vida". De ahí surge nuestra responsabilidad y lo que, en
la medida en que me es posible, intento.
13 — Releyendo el Nº 1, julio de 1989, de
la revista “Poesía 2000”,
doy con estas líneas de la poeta Raquel Jodorowsky (1927-2011): “Existe un
ámbito místico, una comunión entre el lector y la poesía impresa. Entre el
libro y el que lee se amarra un silencio que sólo la poesía desata en el alma.
Así ella entra por los ojos. Por eso es tan difícil dar lecturas en recitales.
Desde los escenarios hasta los oídos del público, la poesía no llega en su
totalidad. Creo que se hace nube. Se diluye, se fuga. Sólo deja un poco de su
sombra. Pero eso es algo.” ¿Qué te suscita este recorte que te facilito?
ALP — Estamos ante conceptos que pueden aprobarse o no,
ampliarse y analizarse en profundidad. No deseo ir más allá de lo que he
realizado, calificarlo y hacer afirmativo su resultado. Pueden
recordarse numerosas opiniones para apoyar todo lo que se ha sugerido en
tu mensaje y descifrar otras cosas. Pero hay algo que es
indiscutible: en la poesía debe darse el sentimiento, la naturalidad, la
originalidad, el sentido espiritual y el misterio de la palabra. Como bien dice
Raquel, si se tiene en cuenta la lectura, "un poco de su sombra",
lo que "se hace nube" en los recitales. Es muy cierto que todo
"se fuga", si no se comprende lo que decía Jacobo Fijman: "Hice
conducta de poesía. Pagué por todo". ¡Éste es el gran secreto! ¡La
conducta de los autores que poseen un lenguaje para todo lo humano!
(Aprovecho para compartir con
nuestros lectores algo para sonreír y sorprenderse. Hace unos días, ordenando
mi biblioteca, encontré el libro de Raquel "Sin antes ni después", con la dedicatoria
firmada en México el 11 de diciembre de 1985. En la solapa dice que nació
dentro de una mina de cobre, en el norte de Chile. Y agrega: “He publicado
quince libros. Tengo un hijo y un loro. Y tengo el mundo entero. Es todo."
En la contratapa, con un breve comentario, su foto. ¡Una hermosa mujer!)
14 — ¿La idea romántica de que el
conocimiento no se puede trasmitir, aplicada a cualquier disciplina, a cualquier
arte, es sumamente retrógrada? ¿Podés disfrutar de la lectura de obras de
escritores con los que te adviertas en las antípodas ideológicas? ¿Pudiste en
alguna época y ya no?
ALP
— Son muy difíciles tus preguntas pero
tienen gran interés al intentar respuestas adecuadas. En mi larga
trayectoria tendría que recordar muchas lecturas, conocimientos,
sucesos, aprendizajes. No es posible en escasos términos, en base
a ideas poéticas aceptables, referirme a lo que he vivido y escrito a
partir de mis primeras experiencias. Empezaré con una época en la que mi
lenguaje, lejos de los recursos tradicionales, buscaba una forma despojada,
sobre temas íntimos, emotivos, sin abandonar del todo otras disciplinas, como
suele sospecharse a veces entre autores españoles y también de Francia en esos
años de nuevas técnicas y fórmulas, en oposición decidida a las luchas
sociales. En mis primeros libros, "Equivalencia de la tierra"
(1960) y "Canto en la arena" (1961), y después en ensayos,
comentarios, biografías, estaba en esa línea romántica que me
proporcionaba elementos para una escritura más profunda, más significativa,
dejando atrás los movimientos propios de las palabras como "arte",
sin un contenido vital. Lo que más necesitaba, sin tener
todavía verdadera conciencia, era "saber" de cada autor su
modalidad, su actitud, su estilo. No me importaban mucho las ideologías, como
se las interpreta ahora. Por eso te aseguro que, desde luego, he disfrutado de
creaciones diversas, de la belleza, de logros de índole amorosa,
sentimental. "Hay aspectos -escribió Roberto Juarroz- que no
comparto totalmente, pero esos casos que llamamos "vanguardia",
están por encima de la esencialidad, delante en cuanto a experiencias del lenguaje". En
mi caso, sigo siendo tolerante, a pesar de lo que no me convence. Continúo
mi camino con las obras que he realizado. He vivido etapas que se integran
con las revistas literarias, los estudios biográficos, las tendencias, las
actividades que no pertenecen a "un tiempo", sino a
una prolongada existencia. No puedo dejar de sentir todavía la
gravitación de "escuelas" o grupos con sus características
íntimas, sus diferencias, sus valores expresivos. La culminación sería el
surrealismo, con Aldo Pellegrini. En mis libros "Uno en el
mundo" (1965), "A puertas abiertas" (1969) y "Obra
en construcción" (1974-1978), tenía una orientación más
seria de "conducta". Este ejemplo me apartó del concepto
señalado. Fui a lecturas de tipo más elocuente, pues la
escritura es lo que me dio libertad en mi vida. Pude expresarme mejor en "Historias
salvajes" (1976) y "Cuadro de situación" (1980).
Opino que si una idea poética es aceptable y enriquecedora, si no se refiere a
aspectos verbales como sería "un romanticismo dulzón y
trasnochado" —como he leído en un buen artículo— no puede
negarse su válida relación.
*
Alberto Luis Ponzo selecciona poemas de su autoría
para acompañar esta entrevista:
Me acostumbro a ser viento
Desde
las manos salgo.
Mis
palabras son uñas
sobre
la tierra, dedos
torpes
y fatigados.
Desde
ellas
siento
lo que sucede
y
me sostengo para mirar,
cavar
secretamente el horizonte,
empezar
a creer en lo que digo.
Desde
las manos hablo
y
alimento la piel,
aprendo
en su corteza,
tomo
el aire y me digo;
con
las palabras voy a la existencia,
describo
mi esperanza, grito
o
reniego del nombre que me imponen
y
lentamente
desde
este umbral cercano y movedizo
me
acostumbro a ser viento,
ligera
decisión de la memoria.
(De
"Uno en el mundo", 1965)
*
Como el amor
Eres
el
cuerpo de la noche,
el
silencio del tiempo,
el
color de la voz
que
nunca he visto.
Eres
racimo y arco,
parábola,
constelación,
círculo
de diversos
centros.
Eres
un
punto del espacio
donde
el amor
puede
seguir latiendo
sin
consumir
su
llama.
(De
"Poemas comunes",1966)
*
El oficio
Escribo
con el tiempo
con
el fuego en los dedos
sobre
el muro del día
Escribo
cuando duermo y no me escuchan
escribo
para despertar
escribo
dando vueltas como un pájaro
escribo
en el aire y en la tierra
Escribo
porque no tengo otro lugar
porque
mis hijos me preguntan
escribo
para contestarles
para
mirarlos diariamente
Escribo
con los brazos que encuentro
escribo
para el mundo que no encuentro
Escribo
para
no repetirme
(De "A puertas abiertas", 1969)
*
El oprimido
Qué
puedo hacer aquí
cuando
nadie
se
reconoce en mis ropas
cuando
nadie habita
mis
gestos oprimidos?
Qué
puedo hacer
yo
que habito el idioma de todos
para
ser dueño de lo que todos dicen?
Sólo
en la máscara de mi plato
el
mundo se conmueve
(De
"Los dioses extinguidos", 1974)
*
Nombres
El
día se desliza sobre techados rotos
las
plantas olvidan su violencia natal
Nombres
que crecen
Nombres
devorados
Estoy
vivo en lo que nace
en
lo que hago
fuera
de mí
dentro
de todo
en
el rumor que escapa del origen
(De "Ejercicios provisorios", 1987)
*
Para el amor
Basta
la palabra?
Huida
de sí misma
calla
en la mano
que espera
desde
su piel
respira
bordea
los objetos
interroga
persigue
el aire
ensaya
letras adheridas
al hilo de la voz
basta
saber que busca
arrojar
el misterio
que
cubre su pasar?
sólo
hace lo que detiene
la
agotadora sombra
sobre
una línea inútil
dispuesta
a su nacer
dará
vida al ramaje
de
un revelador
acto de amor
(De "De
estar aquí", 2011)
*
Cubiertos
Entre
los cubiertos
usados
desde mi niñez
he
puesto a reposar la noche
En
el lugar de los dedos
hay
un corte abierto
del
raspado cuchillo
con
la honda tibieza llevada a la boca
El
ardiente amenazador
aguarda
a su costado
La
infantil cucharita huele
como
el deseado postre
Los
vasos y platos silenciosos
reviven
el sabor
en vos
(A Alba)
(De "De este mundo", 2014)
*
Entrevista
realizada a través del correo electrónico: ciudades de Castelar y Buenos Aires,
distantes entre sí unos 30
kilómetros, Alberto Luis Ponzo y Rolando Revagliatti.
*
http://www.revagliatti.com.ar/act0509/Huasi_ r ubio_ponzo.htm
1 comentario:
Hermosa entrevista al entrañable A.Luis Ponzo, un poeta que ha abarcado el tiempo y ha andado y ha visto y ha elevado el vuelo de su palabra a lo largo de varias generaciones.
Muchas gracias, Rolando.
Lina
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