1982
EL GAUCHO RIVERO NO HA MUERTO
Nos dijeron que pasábamos la Isla de los Estados. Con tanto
ruido y temblor de nuestros cuerpos no entendíamos nada. Los gritos del oficial
incitándonos, exigiéndonos, a defender la patria, sacudían mis oídos. Una voz
aguardentosa pasaba por los altavoces tratando de convencernos de que estábamos
ganando. Triunfábamos.
Viento, hambre, frío... y el mar azul verdoso infinito. Y
mucho frío...Hielo. Y el recuerdo de caras familiares subían y bajaban dentro
de mi cabeza como simples navegantes, con obsesión.
Después la NADA.
Hoy miles y miles nos transformamos en habitantes de sus
aguas, de esta agua. Somos peces que atravesamos las olas del Atlántico Sur y a
veces llegamos a las costas de Puerto Argentino y cuando elevamos la cabeza,
nos sorprende un monumento de quienes hicieron posible nuestra muerte.
La muerte nuestra y la de la soberanía de un pueblo, en
manos de piratas ajenos a las costas y a las tierras de la patria. A nuestra
gente.
Dueños del poder económico, viejos sádicos piratas, a pesar
del barniz de democracia. Todavía
alcanzamos a leer una fecha, 14 de junio de 1982, en esa pirámide y una
dedicatoria, que avistamos desde nuestros cuerpos sumergidos. Es entonces, cuando
nuestros brazos se transforman en aletas, se agitan, y nuestra boca ruge como
las de los leones de los mares emitiendo un canto lleno de esperanza y fuerza, porque
estamos convencidos de que no podrán doblegarnos porque no estamos muertos.
Vivimos en la carne y la memoria de millones de argentinos. En este mar, que no
perdonará la sangre esparcida sobre sus azules y su espuma blanca.
Partiendo de Puerto
Argentino, enero 9 de 2002.
Nota: El título responde al
gaucho Antonio Rivero, entrerriano, que
en 1827 fue enviado como peón por el entonces gobernador argentino de las
islas, Luis Vernet junto a otros. En
1833, se produce en Malvinas la ocupación británica contra la cual se subleva Rivero como otros
dos gauchos Brassido y José María Luna, sumándose a éstos, otros charrúas
Luciano Flores. Manuel González, Marcos Latorre, Felipe Zalazar y Manuel Godoy .Como
en toda la historia hasta nuestros días, los ingleses descalificaron a nuestros
hombres tratándolos de salvajes, amotinados y llevados como prisioneros al
Reino Unido.
Lo cierto es –según las
versiones- que lograron enarbolar el pabellón argentino, como símbolo de
nuestra soberanía.
Y fueron liberados, a pesar
de que se les quería aplicar la pena de muerte, porque su lucha fue en un
territorio que los ingleses –-en ese momento-no tenían en su imperio.
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