miércoles, 23 de mayo de 2012

Etelvina Maldonado-Buenos Aires, Argentina/Mayo de 2012


 Los miedos     

        La tarde todavía parpadea, Toni busca las monedas  entre las migas de pan de sus bolsillos, las cuenta, apena dos pesos, menos que  ayer “mejor que mañana traigas más que si no…” las amenazas se vuelven látigo en su memoria. El miedo se le va instalando. Primero es un dolor de panza, una sensación extraña.  Los latidos del corazón se van acelerando hasta transformarse en dolor,  a medida que se acerca a la casa el malestar se acentúa. Se demora en la esquina, envuelto en lo oscuro de la noche, espera con la atención puesta en la ventana, hasta que la luz enmudece. Se imagina abriendo la puerta  y allí nomás los gritos, el sopapo, que a veces no tiene fuerzas para esquivar.  Los miedos se juntan, entran en sus pensamientos, se amontonan, tironean de ese cuerpito menudo de uñas sucias y zapatillas rotas. No se atreve a entrar. Borra con la manga del buzo el llanto que apenas se insinúa y camina hacia lo desconocido. Muy tarde el cansancio lo ovilla sobre unos cartones, escucha el silencio detenerse en  las calles. Piensa en la cama tibia junto al hermanito y  pese al mal trato, tiene ganas de volver.  Muchas veces tendrá el mismo deseo, pero  la noche y sus demonios, lo irán cambiando. Los miedos dejaran de caminar por sus huesos. Crecerá en él un odio subterráneo y se asomará a su mirada. Ya no llevará nada bueno adentro, sólo rencor.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Triste historia de una criatura inocente como tantas criaturas que les toca sufrir esa infancia dolorosa.

Muy bueno Etel Besossss Jóse

Anónimo dijo...

de lo mejor. como siempre

c dijo...

unica