domingo, 20 de mayo de 2012

Alicia Balista-Buenos Aires, Argentina/Mayo de 2012


PACTO


Pasó el tiempo, sus vidas y tomaron caminos diferentes. Al finalizar la escuela primaria dos amigos pactaron una prueba de hombría…

Uno de ellos expuso su brazo sobre el fuego de la chimenea y vio que se transformaba en metal.
-¡Qué extraño! ¿No tendría que convertirse en rama quemada y luego en ceniza? Estaba asombrado, confundido.
Fue a consultar a su médico del hospital. Mientras caminaba por los pasillos, el resto de los internados lo miraban con indiferencia.
Cuando el médico vio su brazo, le dijo:
-¿Qué hiciste Gustavo? ¿Tuviste un accidente?
-¡No!, se convirtió en metal. ¿No es maravilloso?
-¿Metal? ¿Qué estás diciendo? Está como un tronco quemado, respondió Santiago.
-¡No!, no es cierto, dijo Gustavo.
-¿Por qué hiciste eso?
-¿No te acordás del pacto, Santiago?, dijo, riéndose histéricamente.
-¿Qué pacto, Gustavo? ¡Qué pacto! Una furia devastadora, nacida de la impotencia, hizo presa de Santiago.
Sin dejar de reír, Gustavo  hizo un gesto de resignación. Se dirigió hacia la puerta y dijo:
-¿No te acordás de nada? ¡Vos sí que estás loco! Mientras su carcajada retumbaba por todo el edificio, arrojó sobre el escritorio de Santiago un papel arrugado.

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