sentado
en la ceniza
I
el día en que nací
la noche en que mis padres me engendraron
que los dos se conviertan en tinieblas
y se borren del cómputo del año
por qué no me morí en mi nacimiento
y en cambio me acunaron y me dieron
por alimento la leche de mi madre
ahora yacería sin conciencia,
dormiría en el polvo, igual que duermen
los que no conocieron la desdicha
bajo la hierba descansa el malvado
y los presos ya no escuchan los gritos
que dan los carceleros, y el sirviente
no sufre las insolencias de su dueño
para qué ven la luz los infelices
los que ansían la tumba como un bien
ahora los gemidos son mi pan
son agua mis lamentos
II
si pudiera pesarse tu dolor
si pudiera ponerse tu desdicha
como se pone el trigo en una báscula
entonces comprobarías que son
más gravosos que la arena del mundo
llegaste
hasta este día
desmenuzado
como un pan,
como una
sábana que el viento
arrancó
de sus cordeles
las saetas de dios están clavadas
en tu carne y destilan un veneno
que corrompe tu espíritu
si
al menos
de una vez te aplastase, si soltara
su mano y te partiera, si tus labios
cosiera antes de que puedan maldecirlo
III
no soy yo quien podría consolarte
mi alma está asqueada de la vida
por qué dios te recrimina, acaso ve las cosas
como las vemos los hombres, son sus años
igual que nuestros días, por qué acecha
tu culpa, por qué busca tu pecado
sus manos te moldearon y luego
cambiando de parecer te destruyen
ya no se acuerda que te hizo de arcilla
y en poco tiempo volverás al polvo
por qué no lo maldices de una vez
y te echas a morir en la ceniza
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