A tientas
Me
asomo a la ventana de madrugada,
a
contemplar la vida, sólo a tientas,
para
no despertarte.
El
rocío espabila mis sentidos
y
limpia mi vista
con
sus diminutas
y
mágicas gotas colocadas
por
el nuevo día.
Escucho
el canto de las aves
ante
el amanecer.
¡Cuántos
recuerdos me traen sus cantos!
Ese
gorjeo alegre es vital en mi existencia.
Unas
gaviotas se posan encima del agua.
De
lejos parecen una ilusión óptica,
un
festejo para la imaginación.
El
paisaje del mar es infinito;
me
pierdo en su horizonte anaranjado
que,
lentamente, y a tientas,
da
la bienvenida al sol
con
sus imponentes olas.
Miro
el horizonte,
y
te miro a ti.
Tú
eres, amor, mi mejor panorámica:
El
refugio de mis penas y de mis alegrías.
La
calma de mis días y de mis noches.
No
tengo ni tendré nunca ni mares, ni soles,
ni
amaneceres, ni trinos de pájaros
suficientes
para expresarte todo
lo
que te quiero y te deseo.
A
tientas, me acerco hasta ti,
a
tientas, te beso suavemente
en
los labios, y tú te despiertas.
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