miércoles, 16 de enero de 2013

Sol Baral-Provincia de Mendoza, Argentina/Enero de 2013


Volver a Mendoza…

Las fauces del sol mendocino me tragan hacia un micromundo que me deja exhausta pero menos densa. El tiempo en estos terruños de roca pálida y crujiente, pasa sutil y vanamente, como si diez años fueran una siesta.
Pasa de todo y a la vez, nada cambia.
El inconsciente colectivo es materia prima para la doble cara.
Se respira el aire dulce de los racimos aún lívidos, cuando la primavera enviste al impasible invierno.
En Mendoza los felinos hablan, como la montaña con sus vetas de colores.
La luna llena se acerca un poco más que en el resto del mundo, cuentan los peces que miran desde mis ojos y no los calla ni el canto del agua en las acequias, aquél rumor que añoraba Cortázar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mi querida Mendoza.. excelente Sol!