lunes, 22 de julio de 2013

Marta Soria-Chilecito, Provincia de La Rioja, Argentina/Julio de 2013

La montaña
Una espesa niebla envuelve la sierra, el frío pegajoso asciende del fondo del lago. Ese año decidimos hacer el viaje al sur con el objeto de pasar más tiempo en familia. Somos siete, nuestros padres y nosotros. Levantamos la carpa en una planicie alta, lejos del lago y protegida por el cerro gris, cubierto de pequeñas coníferas resinosas.
Éramos los únicos acampantes y al repartirnos las tareas para realizar a mí me tocó  buscar el agua dulce para llenar los tachos que nos abastecerían durante la semana.
Comencé a buscar el río que volcaba sus aguas en el lago, caminé montaña arriba para encontrar la vertiente, cada vez se hacía más duro el ascenso, el aire comenzaba a faltar y al darme vuelta las carpas eran una pequeña mancha gris en el tapiz verde limón. Tuve que parar un momento, dejar los bidones y afirmarme en una gran piedra para tomar aire, puse mi mano en la roca firme…un destello imperceptible y una especie de burbuja fluctúa graciosamente ante mis ojos, se abre una puerta en el mismo aire, entro y al hacerlo mis piernas, mi cuerpo se  tiñe de un azul intenso…
Camino en el micro espacio, soy un ser azul, sin peso suspendido en un espacio azul paralelo en una realidad tridimensional, los bidones quedaron fuera de la burbuja…
Comienzo de nuevo a caminar por un espacio desconocido y llego a una serie  de árboles que reconozco , coníferas gigantes, las ramas tienen una longitud extraña, las hojas de un verde metálico respiran, hacen el movimiento de la respiración humana, sigo y me siguen las hojas, se vuelven cuando paso a su lado, toco sin querer el tronco leñoso y un calor animal eriza mi piel…intento volverme pero un sonido hueco de galope me atrae, detrás de un arbusto un joven unicornio come el musgo de las piedras, inmediatamente levanta su cabeza y desde una flor aérea del árbol se desliza, una criatura delgadísima y azul, su cara surcada por líneas tatuadas o pintadas, no logro distinguirlo, sus ojos negros se pierden en el tatuaje azul que se mueve  al ritmo de su respiración
Me mira y extiende sus manos delgadas y cálidas, completamente azules, las palmas en vertical me obligan a extender las mías, _ quizás es un saludo _ pienso en silencio. Al contacto mi aura se empalma con la de ella y una luz blanquecina parpadea intermitente, generando un vacío de imágenes, en mi conciencia veo el origen del pueblo azul y sin dudas en su mente está mi vida, toda,  en una milésima  de segundo…
De repente se aparta y las auras se repliegan, me lleva mentalmente hacia la montaña, allí donde está la vertiente, toco y bebo el agua purísima y azul, miles de burbujas oxigenadas pasan a mi torrente sanguíneo y descubro sus propiedades sanadoras.
La criatura me habla con sus ojos, me pasa el legado ancestral del pueblo para el cuidado y protección del agua, me acompaña a la puerta transparente, salgo y veo en mi realidad, la vertiente contaminada por sustancias radioactivas, entro a la burbuja y la criatura azul me transfiere un chip con las instrucciones para la descontaminación…
De repente…parece que he despertado de un sueño, vuelvo sobre mis pasos, el aire puro desordena mis cabellos, me miro la piel, soy yo, nuevamente yo. Camino hacia la vertiente y con una fuerza sobrehumana e irreconocible me deshago de la basura nuclear tal cual me fuera indicado por la criatura, camino hacia el dispositivo de compactación, la introduzco  y  un sonido metálico me indica que el proceso ha sido realizado, mientras comienza  a brotar el agua de las piedras azules…
Comienzo a bajar la montaña, ya recuperado mi aliento camino a toda prisa. Trato de llevar los bidones con el agua al campamento lo más rápido posible, mis manos se mojan, me seco con el puño de mi camisa, en mis palmas, allí donde la criatura puso sus manos, está ella, la mancha azul, bien definida, la mancha viviente, respirando acompasadamente, las líneas tatuadas del ser azul.
Regreso a mi presente ya transformado, el tatuaje de las manos comienza a tomar todas las partes de mi cuerpo, ya soy un guardián…
Mi familia no se da cuenta, el tiempo no ha pasado, pero en mi subconsciente sigue, hay un deseo de salvar el oro azul.

 Mi encuentro con el hombre

Si he leído El Quijote, no lo sé, pero mi mente deambula por un horizonte naranja con reflejos terracota, hace días que me enfoco en una imagen vibrante que me invita a viajar.
Mi deseo es conocer un hombre enigmático, camino hacia él con un propósito, conocer al soñador. Mi reloj analógico envía una señal ciega para preparar la máquina temporal, me dirijo solitario hacia el pasillo alejado del núcleo del sistema informático, esta vez decido  hacer el viaje sin compañía.
Fui elegido entre los mensajeros de la Gran Orbe M 30300 C para conocer el entorno de un ser novelesco, fui elegido para conocer la verdad. Entro a  la cápsula y el contacto con el material  impacta en mi zona afectiva, hay un destello y mi piel comienza a segregar una hormona que me permite desaparecer visualmente, solo intuyo la bocanada  de aire fresco y me paralizo.
Aparecen dos hombres por el camino gris, vienen hacia mí, tengo que correrme sin que se den cuenta, sin que el vacío que provoca la planchuela holográfica los embista. Muevo mis piernas hacia atrás, un cosquilleo me sube desde la columna. Escucho un murmullo apenas audible, me concentro y acomodo el implante auditivo al máximo.
_ ¡ Basta ¡ ¡ No me habléis más ! Me duele en el alma que hayáis dispuesto de mis libros como si les pertenecieran.
_ ¡ Sangre de Cristo ! No quiere usted oírme. Ni lo he imaginado siquiera, aborrecedme si es así. Tres viajeros vinieron de la ciudad a solicitarme un montón de papeles borroneados y no sé a qué se refieren. Creedme.
Mi estrategia es lograr encender la furia de Quijano, así se llama el pobre de espíritu, para que confiese el lugar donde enterró la serie de libros primigenios que contienen el hexagrama.
_ ¿ Qué es lo que piensas ?
_ ¿ Pensar, señor ?
_ Tu  queréis decirme algo…si me estimáis, muéstrame tu pensamiento. –y Le ofrece una bota con fresco y oscuro vino artesanal.
El calor aumenta y yo estoy en la nada, mi cápsula temporal comienza a molestarme. Mi fobia se activa y me enojo conmigo mismo. No puedo encender ningún dispositivo porque el mínimo sonido me hará visible.
…Don Quijote, el mítico, alza los ojos y ve acercarse a once hombres a pie, están encadenados a una lanza de hierro y atados por el cuello, rodeados por hombres de a caballo con escopetas…
Imposible entablar una conversación ahora, pienso, espero.
_ Esta es la cadena de galeotes, gente obligada por el rey que va a las galeras.
_ ¿ El rey obliga a la gente a mantenerse encadenada en contra de su voluntad?
_ No he dicho eso, respondió Quijano, es gente que ha cometido delitos y es obligada a servir al rey en un buque.
El calor es imposible ya…el lugar se hace irrespirable, siento que desfallezco, siento frío y calor al mismo tiempo, quiero aire, el aire, casi lo siento, la paciencia es mi virtud.
…Mirad amigo Sancho _ Has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil de los conocimientos que pueda  imaginarse.
_ Justamente porque me conozco es que os ruego recordéis donde escondió el baúl que guardan mis escritos, los primeros…

Silencio, el escritor piensa en lo que va a decirle, escudriña un horizonte ya oscuro, buscando una excusa, algo para hacer y no hablar.
_Está escrito que sea yo el primero en novelar_ en escribir una novela nueva_ no puedo darte tus manuscritos, son mi futuro, será la llave para la nueva orden del mundo, olvídese del hexagrama, es un simple juego mental, no tiene ningún mensaje.
Estoy impávido, solo escucho, casi no respiro, el gordo Sancho lo deja ir a aquel soñador, se acerca  a la cápsula, olfatea ,me mira, Dios me descubre…extiende su rechoncha mano sucia y veo una pulsera de almacenamiento psico- literal titilando rítmicamente…me señala…me indica un camino…sus ojos destellan y desaparece…respiro…es uno de los nuestros.



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